El término 'enfermedad mental' está desactualizado y ya no se usa en la medicina y psicología modernas. Cuando los legos utilizan este término, generalmente se refieren a trastornos mentales graves que implican alteraciones significativas en el pensamiento, la percepción o el comportamiento. Ejemplos de esto incluirían la esquizofrenia, los trastornos bipolares severos o la depresión severa*.

*Sin afirmar que este término sea realmente cierto en estos casos, ya que depende del contexto (ver más abajo).

Sin embargo, el TDAH no entra en esta categoría. Como se mencionó en publicaciones anteriores, se considera un trastorno del desarrollo neurológico o un trastorno mental, pero no una 'enfermedad mental' en el sentido clásico y desactualizado.

No quiero colocarme por encima de aquellos afectados por trastornos mentales graves, pero es importante hacer una distinción. Es crucial que esta distinción no contribuya a una mayor estigmatización o jerarquización entre diferentes condiciones. Cada condición, ya sea grave o no, puede tener un impacto significativo en la vida de un individuo y merece reconocimiento y respeto.

Sin embargo, mi experiencia ha demostrado que esta terminología desactualizada a menudo se utiliza en contextos privados para manipular y desacreditar. Dado que esta distinción no se ha comprendido ampliamente en la mente de las personas, tiene el potencial de causar un daño significativo.

Por ejemplo, para ejercer poder y control en un contexto tóxico. En lugar de abordar el comportamiento criticado, se cuestiona la percepción y el bienestar. A menudo con la frase final: '¡Estás enfermo!'

La terminología moderna es más precisa y evita las connotaciones estigmatizantes asociadas con términos como 'enfermedad mental'. En su lugar, los profesionales se refieren a trastornos o condiciones mentales, con categorías específicas que varían según el diagnóstico.

El término 'trastorno' es libre de valor y simplemente describe que se trata de una desviación.