Nadie puede mantenerse positivo todo el tiempo. Es importante procesar las experiencias negativas y permitir que las emociones fluyan. Para las personas con TDAH, esto puede ser complicado, ya que suelen sentir las emociones con más intensidad y sus estados de ánimo cambian más rápidamente. Sin embargo, mantener una actitud positiva puede ayudar a manejar los retos y reducir las respuestas al estrés. En el TDAH, la regulación de la dopamina y la norepinefrina está alterada: no solo hay una deficiencia de dopamina, sino que su uso y procesamiento también son ineficientes. Esta desregulación intensifica los síntomas, que pueden empeorar con el estrés, la falta de sueño o la sobreestimulación.

Presionar a alguien con TDAH no es recomendable, ya que esto generalmente empeora los síntomas. Los pequeños gestos positivos y la comunicación respetuosa son generalmente más efectivos. Cuando alguien explica qué influye en su rendimiento y qué lo mejora, no es algo trivial, sino esencial.

Esto también aplica a las personas que toman medicamentos para el TDAH. Estos medicamentos alivian los síntomas, pero no resuelven por completo las causas neurobiológicas subyacentes. Los desafíos principales del TDAH siguen presentes.

Al igual que muchas personas con TDAH, respondí bien a los medicamentos combinados con psicoterapia, aunque encontrar la dosis correcta y el momento adecuado fue un proceso largo y difícil, muchas veces complicado por efectos secundarios como el insomnio, lo que finalmente generó un ciclo con la depresión.

Insomnio → problemas de rendimiento → estrés → depresión

No quería rendirme tan rápido y acepté las dificultades que los medicamentos me causaban, ya que también estaban relacionados con mi comportamiento. Mis especialistas no me dieron bajas médicas, lo que me ayudó a asumir más responsabilidad personal.

Después de algunos años, dejé de tomar los medicamentos. En ese período, no tenía un entorno de apoyo. Afronté mis dificultades con honestidad y autorreflexión, pero las fuertes críticas a los efectos secundarios y sus consecuencias complicaron mi terapia y mi vida profesional. Además, la falta de sueño redujo la efectividad de los medicamentos. Muchas personas con TDAH tienen experiencias similares, lo que las lleva, como a mí, a centrarse más en un enfoque integral que incluye cambios en el comportamiento, la regulación emocional, la alimentación, el ejercicio y el estilo de vida.