🤺 ¿Violencia masculina? ¡Una perspectiva distorsionada!

Las discusiones sobre delitos violentos suelen destacar que aproximadamente el 93 % de estos crímenes son cometidos por hombres, insinuando que la “masculinidad” es el problema central.

Sin embargo, esto ignora un hecho importante: solo entre el 0,3 % y el 1,4 % de los hombres realmente cometen delitos violentos (🇩🇪). La gran mayoría de los hombres no son delincuentes violentos, por lo que es engañoso vincular la violencia con la masculinidad en sí misma.

🎯 La dinámica social importa más que el género

La verdadera pregunta es por qué un pequeño porcentaje de hombres recurre a la violencia. Aunque la testosterona puede influir en la agresión, la socialización juega un papel mucho más importante. A los niños se les enseña a ser fuertes e independientes, mientras que la expresión emocional es desalentada. La violencia a veces se normaliza a través del juego brusco, los conflictos entre compañeros o las expectativas sociales.

Sin embargo, las influencias sociales van más allá de los hombres. Los padres, cuidadores y estructuras sociales moldean el comportamiento desde la infancia. Dinámicas familiares disfuncionales, negligencia o manipulación emocional pueden contribuir a tendencias violentas, independientemente del género. La violencia tiene menos que ver con ser hombre y más con los entornos que moldean el comportamiento.

⚖️ Un enfoque equilibrado para reducir la violencia

Para abordar la violencia de manera efectiva, debemos ir más allá de la culpabilización por género y atacar las causas fundamentales:

👪 Educación emocional temprana para que niños y niñas procesen la ira de manera constructiva.

💑 Fomentar la resolución de conflictos saludables en lugar de normalizar la agresión.

⚡️ Reconocer comportamientos dañinos en todos los géneros, no solo la “masculinidad tóxica”.

🌈 Cuestionar los roles de género restrictivos que refuerzan comportamientos destructivos.

🔎 Un debate significativo sobre la violencia debe analizar el panorama completo: estructuras sociales, educación y normas culturales, no solo estadísticas que alimentan narrativas unilaterales.

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😶 Yo mismo he sido violento. Cuando era adolescente, peleé con chicos de mi edad. Recuerdo cinco peleas. Tres de ellas fueron en un hogar infantil. También una vez golpeé a mi padre en la cara. Cuando era niño, mi madre me pegaba a menudo, pero mi padre nunca. Nunca he golpeado a una mujer. Una vez, mi madre le pidió a mi padre que golpeara a mi hermano mayor. No lo hizo.

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